En los últimos años, México ha logrado consolidarse como el principal proveedor de bienes para Estados Unidos, superando a países como China y Canadá. Este evento histórico no solo representa un avance significativo en las relaciones comerciales entre ambos países, sino también un reflejo de las estrategias estructurales y coyunturales que han potenciado las exportaciones mexicanas.
Pero, ¿qué factores han impulsado este logro y cuáles son sus implicaciones?
Uno de los principales catalizadores del ascenso de México ha sido la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Las políticas proteccionistas implementadas por el gobierno de Donald Trump en 2017, que incluyeron la imposición de aranceles a productos chinos, abrieron una ventana de oportunidad para otros países.
“México ha sido de los principales países ganadores de esta guerra comercial”, comentó Janneth Quiroz, Directora de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil de Grupo Financiero Monex, durante la presentación de Perspectivas 2025.
La rigidez de las políticas sanitarias en China durante la pandemia de COVID-19 también contribuyó al reposicionamiento de México. Mientras el gigante asiático enfrentaba disrupciones en sus cadenas de suministro, las exportaciones mexicanas mostraron un dinamismo constante, alcanzando máximos históricos en julio de 2023.
Este auge se reflejó en sectores clave como la manufactura de dispositivos médicos, autopartes y electrodomésticos, que lograron consolidar su presencia en el mercado estadounidense.
La ubicación geográfica de México, combinada con su fuerte integración económica a través del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), ha sido clave para consolidar su posición como socio comercial prioritario. Este tratado no solo facilita el comercio trilateral, sino que también ofrece certezas jurídicas a los inversionistas.
El auge del nearshoring también ha beneficiado a México, pues este fenómeno, que implica la relocalización de cadenas de suministro hacia países cercanos a los mercados de consumo, ha sido una respuesta a las tensiones geopolíticas y a la necesidad de reducir costos logísticos.
“La evolución de las exportaciones mexicanas refleja esta tendencia, con un superávit comercial con Estados Unidos que representa el 230% del déficit que tenemos con China”, agregó Quiroz.
Empresas multinacionales han comenzado a reubicar operaciones en México, particularmente en sectores como la electrónica, automotriz y fabricación de maquinaria pesada, aprovechando la proximidad geográfica y los costos laborales competitivos.
Otro factor determinante ha sido la diversificación de sectores exportadores. La industria automotriz, electrónica y manufacturera lidera las exportaciones, mientras que nuevos sectores como el de semiconductores comienzan a ganar terreno. La inversión en tecnología y la llegada de armadoras de vehículos eléctricos también representan oportunidades estratégicas.
Además, el green-shoring, que se centra en el cumplimiento de metas ambientales, podría fortalecer aún más la relación comercial entre ambos países. Este enfoque podría incentivar una mayor cooperación en sectores clave como energías renovables y manufactura sostenible.
El crecimiento de las exportaciones hacia Estados Unidos ha impulsado significativamente la economía mexicana. Sin embargo, también ha aumentado su dependencia de este mercado, con el 84% de las exportaciones mexicanas dirigidas a Estados Unidos. Este nivel de concentración comercial podría convertirse en una vulnerabilidad ante cambios en la política comercial estadounidense.
Para enfrentar estos retos, México necesita diversificar sus mercados de exportación y fortalecer su competitividad interna. La implementación de políticas públicas que fomenten la innovación, la inversión en infraestructura y la educación podrían ser claves para mantener su liderazgo como proveedor.
El ascenso de México como principal proveedor de bienes para Estados Unidos no es un hecho fortuito, sino que es el resultado de un conjunto de factores estructurales, coyunturales y geopolíticos que han favorecido su integración comercial. Sin embargo, para consolidar y expandir esta posición, el país deberá enfrentar retos significativos y adaptarse a un entorno global en constante cambio.
Con estrategias adecuadas, México podría no solo mantener su liderazgo, sino también convertirse en un modelo a seguir en el comercio internacional.