El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) enfrenta en 2026 su primera revisión quinquenal bajo la cláusula de caducidad "sunset". Esta disposición, diseñada para evaluar y renovar los compromisos comerciales de los tres países, plantea importantes retos y oportunidades para México en el complejo panorama del comercio internacional.
La revisión del T-MEC llega en un contexto marcado por un endurecimiento de las políticas proteccionistas de Estados Unidos, particularmente bajo la segunda presidencia de Donald Trump. Janneth Quiroz, Directora de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil en Grupo Financiero Monex, destaca que “una de las principales preocupaciones para México será enfrentar las amenazas arancelarias de Estados Unidos, que buscan limitar el comercio y fortalecer la producción local”. Este escenario podría generar volatilidad en los mercados y presiones inflacionarias.
Desde su implementación en 2020, el T-MEC ha fortalecido el papel de México como un socio comercial clave, superando incluso a China como principal proveedor de bienes para Estados Unidos desde 2023. Sin embargo, esta dinámica también ha despertado tensiones. Las críticas de figuras como Robert Lighthizer, antiguo Representante de Comercio de Estados Unidos, argumentan que el libre comercio ha contribuido al déficit comercial estadounidense y a la pérdida de empleos manufactureros.
Uno de los puntos más críticos en la renegociación será el capítulo de energía. Estados Unidos y Canadá han expresado preocupaciones sobre las políticas energéticas de México, argumentando que favorecen a las empresas estatales y violan las reglas del tratado. Este tema ya ha derivado en consultas bilaterales y podría escalar a paneles de controversias, impactando el clima de inversión.
Adicionalmente, el panel sobre el maíz transgénico se vislumbra como un tema polémico. Aunque México ha buscado limitar las importaciones de este producto por razones de salud pública, enfrenta la presión de sus socios comerciales para justificar estas restricciones con base en evidencia científica.
Otro aspecto relevante será la creciente inversión china en México, particularmente en sectores como los semiconductores y los vehículos eléctricos. Este avance podría generar nuevas tensiones con Estados Unidos, que ve en estas alianzas una amenaza geopolítica.
A pesar de los retos, la revisión del T-MEC también ofrece oportunidades para que México fortalezca su papel en la región. La tendencia hacia el nearshoring ha posicionado al país como un destino atractivo para empresas que buscan reducir su dependencia de Asia y aprovechar su cercanía con el mercado estadounidense. Esto podría consolidar a México como un actor clave en las cadenas de suministro de tecnología, manufactura y energías limpias.
Quiroz señala que “México cuenta con ventajas estructurales importantes, como el acceso preferencial a uno de los mercados más grandes del mundo y una red de tratados comerciales que lo hacen competitivo”. Sin embargo, capitalizar estas ventajas requerirá una estrategia clara y coordinada entre el gobierno y el sector privado.
En los próximos meses, el gobierno de México deberá desarrollar una hoja de ruta que le permita enfrentar los retos de la revisión del T-MEC con una postura firme pero flexible. Esto incluye resolver pendientes como los casos laborales presentados por Estados Unidos, que han resultado en su mayoría favorables para México, y abordar las preocupaciones sobre la política energética y el comercio agroalimentario.
Asimismo, será clave diversificar las exportaciones y reducir la dependencia del mercado estadounidense. Si bien este representa el 84% de las exportaciones mexicanas, la creciente participación de China y otros países asiáticos como proveedores subraya la necesidad de ampliar los horizontes comerciales.
La primera revisión quinquenal del T-MEC en 2026 será un momento decisivo para el futuro del comercio trilateral, y si bien los retos son significativos, también representan una oportunidad única para que México reafirme su liderazgo en la región y fortalezca su posición en las cadenas globales de valor.
Con una estrategia proactiva y un enfoque en la colaboración, México podría no solo superar los obstáculos, sino también aprovechar al máximo las ventajas que ofrece el T-MEC.