Cuando se trata de invertir, hay muchas opciones disponibles para las personas porque todos son diferentes y por eso deben serlo sus portafolios de inversión.
La combinación de activos que elijan los inversionistas de acuerdo con sus objetivos y estrategia determinará el riesgo y el rendimiento esperado de su cartera.
La estrategia de inversión agresiva intenta maximizar los rendimientos del portafolio asumiendo un grado de riesgo relativamente mayor. Para lograr rendimientos superiores al promedio, generalmente enfatizan la ganancia del capital como un objetivo primario de inversión, más que los ingresos o la seguridad del capital.
Por lo tanto, dicha estrategia tendría una asignación de activos con una ponderación fuerte en las acciones y posiblemente poca o ninguna asignación a la renta fija.
Las estrategias de inversión agresivas generalmente se consideran adecuadas para personas jóvenes. Debido a que un largo horizonte de inversión les permite superar las fluctuaciones del mercado, y las pérdidas al principio de la carrera tienen menos impacto que después, los asesores de inversiones no consideran esta estrategia adecuada para adultos que están cerca de la jubilación.
Independientemente de la edad del inversionista, una alta tolerancia al riesgo es un absoluto requisito para una estrategia de inversión agresiva. Por ejemplo, la Cartera A, que tiene una asignación de activos del 75% de acciones, 15% de bonos y 10% de materias primas, se consideraría bastante agresiva, ya que el 85% de la cartera está ponderada a acciones y materias primas.
Es necesario señalar que un portafolio de inversión agresivo necesita una gestión más activa que una estrategia conservadora de "comprar y mantener", puesto que debido a que es más volátil, podría requerir ajustes frecuentes por las condiciones del mercado.
Un portafolio con riesgo moderado es apropiado para inversionistas con tolerancia al riesgo y un horizonte de tiempo superior a cinco años. Los inversionistas moderados están dispuestos a aceptar períodos de volatilidad moderada en el mercado a cambio de la posibilidad de recibir rendimientos que superen la inflación.
Un ejemplo de cartera moderada es incluir 60% de acciones y 40% de bonos.
La mayoría de los inversionistas entran en la categoría moderada, pues quieren lograr buenos retornos pero no se sienten cómodos asumiendo altos niveles de riesgo.
Una cartera conservadora es apropiada para un inversionista con baja tolerancia al riesgo. Los inversionistas conservadores no están dispuestos a aceptar períodos de extrema volatilidad del mercado y buscar rendimientos que igualen o superen ligeramente la inflación.
Un ejemplo de cartera conservadora es de 10 por ciento de acciones y 90 por ciento de bonos.
Para tener éxito con tu portafolio de inversión, es importante determinar qué tipo de inversionista eres, lo que comúnmente le llamamos "perfil de inversionista". Esto es crucial porque muchas personas suelen tener diferentes objetivos y horizontes de inversión, entonces, dependiendo de lo que necesitas lograr, se pueden tener perfiles de inversionistas separados para cumplir con cada objetivo.
Acércate a nuestros asesores de Banca Privada, ellos pueden ayudarte a comprender qué perfil de inversionista eres y qué estrategia de inversión puede ser aplicada en tu portafolio.