La volatilidad y la incertidumbre son las dos constantes que dominan los mercados financieros en 2025. Mientras las bolsas luchan por mantener sus niveles y las perspectivas de crecimiento se enfrían, la renta fija es la opción estratégica que podría ofrecer no solo estabilidad, sino también rendimiento.
Odin Cano Ramos, Administrador de Portafolios de Capitales en Grupo Financiero Monex, asegura que el momento de ajustar el portafolio ha llegado.
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Luego de un rebote técnico que devolvió a los mercados accionarios a niveles de inicio de año, las expectativas de nuevos máximos históricos se han desvanecido. La razón principal no es un evento puntual, sino la desaceleración económica global y crecientes dudas sobre la capacidad de las empresas para generar utilidades consistentes.
“El potencial de baja es mayor que el potencial de alza”, afirma Odin Cano, poniendo en evidencia un cambio de narrativa: el apetito por riesgo ya no se justifica únicamente con rebotes de corto plazo o apuestas especulativas. El entorno exige una mirada más cauta, más táctica.
En este contexto de incertidumbre, Cano ve una oportunidad clara dentro de la distribución de activos: el mercado de deuda. La política monetaria está entrando en una fase de relajación, con bancos centrales que han comenzado a bajar tasas tras largos periodos restrictivos. Este nuevo ciclo ofrece ventajas tangibles para los inversionistas que ya cuentan con instrumentos de tasa fija en su portafolio.
“Si las tasas bajan, esa tasa que adquirió ya se mantiene dentro de su portafolio”, explica Cano. Es decir, quienes compraron bonos o Cetes en momentos de tasas altas no solo aseguraron rendimientos atractivos, sino que ahora podrían beneficiarse de la apreciación de esos instrumentos conforme las tasas de referencia caen.
Esto responde a una de las reglas fundamentales del mercado de deuda: cuando las tasas de interés bajan, los precios de los bonos suben. Por lo tanto, además del rendimiento pactado, existe una ganancia potencial por valoración de mercado.
La recomendación no se trata solo de “aguantar” activos, sino de asumir una postura activa. Para Odin Cano, es momento de aumentar la exposición a renta fija, pero también de mantenerse atento a oportunidades puntuales en renta variable, especialmente ante correcciones que permitan adquirir activos subvaluados con fundamentos sólidos.
“Podemos escoger aquellos activos que se perciban baratos y que tengan ciertas características de calidad para que en un mediano plazo podamos tener esos beneficios”, destaca.
Este enfoque híbrido entre protección y selectividad es necesario en una etapa donde los extremos —tanto en crecimiento como en inflación— parecen haberse moderado, pero no eliminado el riesgo.
Ajustar el portafolio no significa seguir una receta única. Cada inversionista tiene necesidades, horizontes de inversión y perfiles de riesgo distintos. En este sentido, Monex ofrece una amplia gama de instrumentos y asesoría personalizada para acompañar estos cambios estratégicos.
La capacidad de adaptar el portafolio a un nuevo ciclo económico puede marcar la diferencia entre proteger capital o sufrir pérdidas innecesarias. Por eso, hoy más que nunca, la asesoría profesional se convierte en un activo estratégico en sí mismo.
2025 será un año para inversionistas con visión táctica, pues mientras las bolsas enfrentan un techo cada vez más bajo, los instrumentos de deuda se revalorizan en un entorno de tasas descendentes.
“Reajustar el portafolio no es una opción, es una necesidad para quienes buscan preservar y crecer su patrimonio en un entorno volátil y en transición”, concluye.