La crisis del 2008 llevó a una mejor regulación del mercado de derivados para proteger a los inversionistas y mitigar riesgos.
El año 2008 fue un parteaguas para los mercados mundiales debido a la crisis financiera generada por el boom crediticio en Estados Unidos ocasionando la burbuja inmobiliaria.
Esta deuda hipotecaria estaba sostenida en los derivados, los cuales en el año 2000 tuvieron una modificación legal en Estados Unidos que hacía más flexible su regulación, pues antes, quienes prestaban dinero, establecían requisitos muy estrictos, con dichos cambios legales, no había tantos controles, de ahí la facilidad para adquirir la deuda.
De acuerdo con la BBC, en su artículo La crisis financiera de 2008 en Estados Unidos habría podido evitarse, la Comisión Investigadora de la Crisis Financiera de EU criticó en su informe la reducción en la regulación financiera.
“Llegó a la conclusión de que la crisis fue causada por una serie de factores, incluyendo fallas en la regulación financiera y la gestión empresarial. Igualmente se quejó del empaquetamiento de la deuda relacionada con hipotecas en instrumentos de inversión, que "encendió y propagó la llama del contagio".
La crisis derivó en la bancarrota de instituciones como Lehman Brothers. De ahí la importancia de una regulación para el mercado de derivados.
Los derivados financieros en México son utilizados principalmente por personas o empresas que buscan anticiparse a los riesgos del mercado, o bien, por inversionistas dispuestos a especular sobre el comportamiento de activos financieros a cambio de mayores ganancias.
En el año 2014, se publicó en el Diario Oficial la Resolución por la que se modifican las reglas a las que habrán de sujetarse los participantes del mercado de Contratos de Derivados listados en Bolsa, un ejercicio en respuesta a la crisis financiera de 2008 en la que los “mercados de derivados mostraron diversas debilidades que incrementaron el riesgo sistémico y originaron pérdida de confianza en el mercado”.
Por ello, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el Banco de México y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores tomaron cartas en el asunto para fortalecer la regulación financiera para promover la transparencia en el mercado, mitigar los riesgos y proteger al público inversionista.
Con ello, en la regulación de los derivados implementaron las medidas siguientes:
- Requerir que todos los contratos de derivados estandarizados se negocien en bolsas o plataformas electrónicas, y que dichos contratos se compensen y liquiden a través de contrapartes centrales.
- Mayor estandarización de las operaciones derivadas.
- Requerir a los participantes del mercado que reporten la información de todas sus operaciones derivadas a registros centrales de información.
- Determinar mayores cargas de capital y solicitar la constitución de márgenes de garantía bilaterales, para las operaciones derivadas que no se compensen y liquiden a través de contrapartes centrales.
Adicional a lo anterior, el marco jurídico aplicable al mercado de derivados está regido por:
- Reglamento Interior del Mercado de Derivados (MexDer)
- Reglamento Interior de Asigna
- Disposiciones generales emitidas por la CNBV (Circular Única de Casas de Bolsa y Bancos)
- Modificaciones adicionales a cualquiera de las disposiciones anteriores.
- Ley de Mercado de Valores
- Circulares emitidas por Banco de México
La CNBV señala que cualquier inversionista que participe en la negociación de contratos de derivados listados debe hacerlo a través de los Operadores y Socios Liquidadores autorizados.
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