La selección de un portafolio de inversiones consiste en elegir una gama de inversiones dirigidas a alcanzar tus metas y objetivos con un nivel de riesgo de inversión con el que te sientas cómodo.
Primero tendrás que elegir el tipo de cuenta que deseas abrir, ya que eso influirá en cómo construyes tu cartera de inversiones.
En primer lugar, es importante determinar cuánto riesgo estás dispuesto a asumir. ¿Cuánto de tu cartera de inversiones te sentirías cómodo perdiendo en el corto plazo para cumplir con tus objetivos a largo plazo?
Hay muchos factores que afectan tu actitud ante el riesgo:
Una vez que hayas decidido tu actitud ante el riesgo, debes determinar exactamente cuáles son tus objetivos y metas. ¿Qué estás tratando de lograr haciendo estas inversiones?
Los objetivos de inversión se pueden ubicar en tres grandes categorías:
Cualesquiera que sean tus objetivos, es muy importante que los definas desde el principio y que revises el rendimiento de tu cartera de inversiones para que puedas ajustarlo si es necesario.
Una vez que hayas decidido tus objetivos y metas de inversión, debes decidir qué combinación de clases de activos te ayudará a alcanzarlos en un nivel de riesgo con el que te sientas cómodo.
La asignación de activos es una estrategia de portafolios que involucra la definición de las proporciones de capital que se asignará a los diferentes tipos de activos y el rebalanceo periódico de dichas proporciones para mantenerlas.
Esta estrategia se enfoca en las necesidades del inversionista en vez de seguir constantemente los mercados, busca eliminar la influencia de las emociones en las decisiones de inversión.
La asignación de tu dinero en una variedad de activos te brinda beneficios de diversificación que incluyen la reducción del riesgo.
Una vez que hayas decidido tu asignación de activos y las inversiones específicas que vas a utilizar, puedes comenzar a invertir.
Recuerda que antes de decidirte por cualquier activo o instrumento específico, debes tomar en cuenta ciertos aspectos básicos, por ejemplo, el nivel de riesgo que estás dispuesto a correr y los objetivos que buscas alcanzar con tu inversión.