La selección de instrumentos financieros para tu portafolio de inversión es una parte fundamental de la planificación de tu futuro financiero. Entonces, ¿por dónde empezar? ¿acciones? ¿fondos? ¿bonos? La selección es diferente para todos, sin embargo, existe un principio fundamental que se aplica a todos los inversionistas: diversificación.
La diversificación es un tema de conversación cotidiana entre los inversionistas. Así como existen diferentes tipos de acciones en el mercado de renta variable, también existen diferencias entre los instrumentos de renta fija, por ejemplo, los bonos.
Una característica importante de los bonos es su tiempo de vencimiento. Los hay de corto, mediano y largo plazo, y cada uno de estos instrumentos tiene una función dentro de una cartera de inversión. En esta ocasión hablaremos de los bonos a largo plazo emitidos por el gobierno federal y el rol que pueden desempeñar en tu cartera.
¿Qué son los bonos a largo plazo?
Un bono a largo plazo es un valor de renta fija que tiene un vencimiento superior a diez años. Los bonos tienen dos riesgos clave que deben considerarse antes de invertir, el riesgo crediticio (que el emisor pueda devolver el préstamo) y el riesgo de tasa de interés (el costo de oportunidad durante la vigencia del bono).
En general, podemos decir que los bonos que emite el gobierno federal están libres de riesgo crediticio. Los bonos a largo plazo se consideran "libres de riesgo" porque están garantizados por el gobierno de México, esta característica infunde confianza en que los inversionistas recibirán el reembolso cuando venza el bono. Sin embargo, debido a la naturaleza a largo plazo de estos bonos, existe un riesgo de tasa de interés significativo.
Protección contra la caída de las acciones
Los bonos a largo plazo tienen una característica única que resulta muy atractiva al construir un portafolio de inversión: la correlación negativa con las acciones.
Los activos con correlación negativa tienden a moverse en direcciones opuestas, y aunque esto puede parecer contrario a la intuición, es el principio básico de la diversificación que influye en todas las carteras de inversión.
El mayor contribuyente al riesgo en la mayoría de las carteras de inversión son las acciones. Si bien en el largo plazo son muy rentables dentro de un portafolio, no siempre suben en línea recta.
El mercado accionario tiende a un rendimiento inferior al de otras clases de activos en periodos de desaceleración o recesión económica. Como consecuencia del estado actual de la economía y la volatilidad en el mercado de valores, es importante agregar clases de activos como bonos a largo plazo, que aseguren un rendimiento al final del tiempo de inversión.
¿Son adecuados para todos los perfiles?
Los bonos a largo plazo pueden no ser una inversión adecuada para todos los perfiles de inversionista, y una consideración importante es el tamaño de tu asignación a las acciones. En pocas palabras, si tienes más exposición a acciones en tu cartera, más atractiva será la asignación a bonos a largo plazo para compensar las caídas que la renta variable pueda tener.
Por ejemplo, si no tienes ninguna exposición a acciones es probable que no sea necesaria una asignación a bonos a largo plazo, a menos que tu perfil sea conservador con un objetivo de ahorro a largo plazo.
Recuerda que debes considerar la duración de los bonos dentro de tu portafolio porque los bonos a largo plazo tienen una duración significativa, así que es importante considerar detenidamente cuál es la duración a la que estás dispuesto y que puedes aceptar.
En Grupo Financiero Monex sabemos que los bonos a largo plazo pueden ser una excelente opción para diversificar tu portafolio. Si deseas saber cómo funcionan en tu cartera, acércate con nuestros asesores expertos en Banca Privada.